Fue lento, pero con activismo, desde la resistencia y con una lucha constante que en diversos rincones del país empezaron a realizarse Marchas del Orgullo. Hoy el orgullo es federal: este año son alrededor de 40 marchas en todo el país. Solo en la provincia de Buenos Aires, hay más de 20.
Una plena felicidad nos abraza. Organizaciones, activistas y la sociedad que siempre nos acompaña, siguen visibilizando nuestro orgullo en cada Marcha de cada lugar. Seguimos construyendo igualdad en todo el territorio. Felices, orgulloses y visibles. Nuestras banderas de la igualdad y nuestros reclamos se reproducen en todas las marchas del país. Celebramos los derechos conquistados y vamos por todo lo que falta. Es verdad que alcanzamos igualdad jurídica en muchas cosas, pero todavía seguimos dando la batalla cultural para lograr la igualdad real que merecemos.
¿Pensaban aquelles compañeres que en 1992, aquel frío viernes 3 de julio, esa pequeña Marcha que partió de Paraná 157 (donde estaba Gays DC; donde hoy está Casa Jáuregui), en la Ciudad de Buenos Aires, treinta años después, contaría con 1.300.000 personas en CABA y con más de 40 marchas en toda la Argentina? Seguro que no. Por lo que sí luchaba ese grupo de activistas era por igualdad jurídica y real, por el respeto. Por eso, el orgullo como respuesta política y aquella frase tan vigente de Carlos Jáuregui, con la que cerró su último texto -luego de la Marcha de 1996, en junio; publicada días después en la revista “NX. Periodismo gay para todos”- antes de su partida: “Ya no existe muerte que nos venza. Nunca”, son bandera de resistencia.
Cada Marcha es parte de un camino que no cesa, que avanza con incidencia en distintos espacios políticos, sociales, deportivos, culturales, de diversidad. Han pasado 55 años desde la creación de Nuestro Mundo, y 53 de la Revuelta de Stonewall. Cada acción que siguió fue, es, porque hay compañeres que se comprometen, que ponen el cuerpo, que siguen militando cada día para que seamos un país respetuoso de la diversidad.
