28.3.23

Marcha del Orgullo: 1998-2009


En 1998, por diversas razones, se decidió que las Marchas del Orgullo se pasaran al mes de noviembre. En varias oportunidades, se había debatido un cambio de fecha, y hasta de lugar, para darle más color y para contar con mayor asistencia de gente. 

Se definió que fuera en ese mes y el día 1 (que justamente era un sábado), en homenaje al primer grupo lgbt+ de Argentina y de América Latina, “Nuestro Mundo”, que fue creado en el Gran Buenos Aires, en 1967. Otra de las razones fue que atravesábamos aún la “pandemia del sida” y muchas personas con vih preferían no asistir en junio, ya que el clima frío, ventoso y, muchas veces lluvioso, atentaba contra su salud. Eran épocas en las que el cóctel (eran alrededor de diez comprimidos diarios), que comenzaría a transformar la vida de las personas con vih, estaba en una primera etapa de desarrollo.


Desde aquella marcha, que ya se presentó con un clima favorable, de calor y de mucha concurrencia, el orgullo creció en visibilidad y las caretas dieron lugar al glitter, a los disfraces, a perfomances, al multicolor. Aún seguíamos luchando por la igualdad de derechos y nos seguían violentando, pero la presencia de asistentes, la participación de partidos políticos, la potencia de tanto activismo lgbt+ y la incidencia en los medios de comunicación hizo que entre 1998 y el 2009 tuviéramos visibilidad masiva, y la campaña por la Ley de Matrimonio igualitario fue empujando a tantes activistas del país a pensar también en la realización de marchas en sus lugares.


Las consignas de esas primeras marchas de noviembre fueron: “Unidad a través de la diversidad”; “En la sombra de la hipocresía, a brillar mi amor”; “Orgullo de ser, derecho a estar”; “10 años defendiendo nuestra libertad”; “Amar y vivir libremente en un país liberado”; “Vamos por todos nuestros derechos”; “Toda la sociedad por el derecho a la diversidad”; “Queremos los mismos derechos”; “Somos todos y todas maravillosamente diferentes”; “Nuestro festejo es reclamo”; “Voten nuestras leyes”; “Libertad e igualdad de derechos. No al código de faltas”.




Imágenes: Archivo Marcelo Ernesto Ferreyra

Deporte lgbt+ en Argentina: Deportistas Argentinos Gays, febrero, 1998

 El 23 de febrero de 1998, se fundó Deportistas Argentinos Gays (DAG), una asociación civil que trabajaría por la inclusión en el deporte, que haría historia dentro del activismo LGBT+ en Argentina.


El grupo se definió con integrantes de los equipos gays de fútbol y de tenis, que habían empezado a desarrollar sus actividades en 1997. “Fútbol Gay”, había arrancado con un aviso en la revista NX. Periodismo gay para todos, en el mes de junio, y al cabo de dos meses ya tenía más de veinte jugadores, con prevalencia de gays -había dos varones cis heterosexuales y cada tanto alguien traía algún amigo para sumarse a un partido-. El equipo de tenis llegó más tarde y con ocho jugadores fueron haciendo su camino también. 


A raíz de una visita de un deportista gay catalán, Jordi, los integrantes de “Fútbol Gay” entendieron que era necesario constituirse como asociación: para poder obtener recursos y posibles sponsors, siempre era mejor ser un grupo legal. Jorde les había contado que existían los Gay Games, que se realizaban periódicamente en distintos países del mundo, y en 1998 tenía a la ciudad de Ámsterdam como sede.

Gustavo Pecoraro, jugador del equipo de fútbol, fue el principal impulsor para que eso sucediera. Reunió a todos -tenis y fútbol- y planteó sobre la importancia de inscribirse en la Inspección General de Justicia. Comenzaron los trámites legales, a la vez que la asociación se creaba en la Ciudad de Buenos Aires, el lunes a la noche, del 23 de febrero de 1998, basando sus principios fundantes en el artículo 11 -conocido como “Derecho a ser diferente”- de la recientemente aprobada Constitución de la Ciudad de Buenos Aires. Así, la DAG, como se la empezó a conocer, era la primera organización deportiva LGBT+ del país, que con los años inspiraría la formación de equipos LGBT+ en distintos lugares del país, y en México, Uruguay y Chile, quienes siempre citan como espaldarazo fundacional la creación de la DAG.   


Ese 1998, se sumaron muchos más integrantes, se armaron equipos competitivo (el que iría a los Países Bajos) y recreativo de fútbol, se sumaron más tenistas, empezó a tener cobertura mediática (estuvieron en los programas de Tinelli, Susana, Fantino, Pato Galván y Fierita, para esos años, se suma importancia para visibilizar a la asociación; además de que resultaba superllamativo un “equipo gay de fútbol”; en diarios como Clarín, Crónica, La Capital de Rosario, Página 12; en un especial de las revistas Olé, Viva y Noticias). Tuvieron apoyo de la firma Adidas (sponsor de la selección Argentina de fútbol), de la disco Contramano (siempre solidaria con la comunidad LGBT+) y de diversos espacios de la comunidad. En mayo, se presentaron en sociedad, en una conferencia de prensa, en la disco Contramano, y en agosto, hicieron su presentación internacional en Ámsterdam. 


El 23 de febrero de 1998, se fundó Deportistas Argentinos Gays (DAG), en el barrio de Parque Chacabuco, en la Ciudad de Buenos Aires. Dos históricos activistas LGBT+, Diego Tedeschi Loisa y Gustavo Pecoraro -cofundador y actual integrante de El Vahído- fueron elegidos como presidente y secretario, respectivamente. Además, ambos eran jugadores del equipo de fútbol que, en agosto, viajaría a Ámsterdam para participar en los Gay Games. Eran tiempos de persecuciones y de ataques constantes a la comunidad LGBT+, y pocas personas se animaban a visibilizarse; ni siquiera en sus entornos habituales, como familia, trabajo, lugar de estudios. Diego y Peco eran visibles, ya que ambos militaban en grupos LGBT+ -además de ser redactores de la revista NX. Periodismo gay para todos- y habían estado, en distintos momentos, acompañando al histórico activista gay, Carlos Jáuregui, en la CHA -Peco- y en Gays DC -ambos-.



La selección de fútbol nacional participaría, a mediados de ese año, en el Mundial de Fútbol de Francia. Y la fiebre futbolera por otro mundial -luego de la triste participación en EE.UU.1994- no escapó a este nuevo grupo de gays que jugaban al fútbol. Esa euforia motivó coberturas en los principales medios de comunicación de Argentina. 



Primero fue el diario deportivo Olé, que tituló “Los gays van de frente”; título poco feliz, aunque lógico en el contexto de la época. Sin embargo, en la foto hay dos compañeros del equipo que están de espaldas, porque visibilizarse les podía costar la expulsión de sus hogares o de sus trabajos. 



La revista NX siempre les dio cobertura al equipo, desde el primer aviso de “Fútbol Gay”, cuyas reseñas dejaremos para un posteo especial. Pero esa euforia mundialera auspició una cobertura tremenda: “Los gays piden pelota”, tituló “Popular”. “La selección gay”, tituló la revista de Olé, Mística, con tres páginas a todo color. Clarín cubrió el lanzamiento de la DAG: “Con la celeste y blanca”. “Los gays argentinos tienen selección propia” fue en La Capital de Rosario. Muchos más títulos y coberturas, que se extendieron a la radio y a la TV. 



Si se observan las imágenes en cada medio, siempre eran los mismos cinco jugadores que daban la cara. No era fácil. Cuatro de ellos fueron al programa televisivo de Susana Giménez, quien les donó una bandera de casi cincuenta metros, con la que entraron en el estadio Arena de Ámsterdam, el día de la apertura de los Gay Games. Noticias le hizo una entrevista al DT, Miguel, que por razones laborales no podía aparecer visible. Su lugar en las fotografías lo ocupó Eduardo Riguera, jugador del equipo (con los años sería colaborador en cuestiones de salud en Los Dogos -equipo de la DAG- y volvería a ser jugador). Hablamos de 1998, época en la que unos años antes, el DT de la selección de fútbol, Daniel Pasarella, había expresado que no tendría jugadores gays en su equipo y que no quería jugadores con aritos ni pelo largo.


 


El show de Videomatch, que conducía Marcelo Tinelli, envió a Adrián Korol (de los Hermanos Korol) a cubrir los Gay Games, con dos reseñas que se pueden ver en YouTube. Club Social y Deportivo, que conducía Alejandro Fantino, también cubrió el lanzamiento de la DAG, en la disco Contramano, con su entonces movilera Anita Martínez. Fierita, de Atorrantes, que conducía Pato Galván”, entrevistó a Diego y Peco -casi siempre únicos entrevistados en la mayoría de los medios, por las razones de visibilidad ya expuestas-.  



Eran épocas difíciles, en las que muchos de los chicos, integrantes de aquel histórico equipo, fueron haciendo su camino de visibilidad, que se coronó luego de su participación en Ámsterdam, gracias a sociabilizar con tantes deportistas del mundo. Así se acentuaron sus ganas de animarse a dar la cara; muchos de ellos -junto con los seis integrantes del equipo gay de tenis, que también viajó- fueron y son protagonistas de lo que hoy es el deporte inclusivo y diverso en todo el país.  



En agosto de 1998, un grupo de 26 deportistas, que representaban a la Argentina, como asociación civil Deportistas Argentinos Gays, viajaron a la ciudad de Ámsterdam para participar en los Gay Games de 1998.


Era la primera vez que un grupo, con 19 jugadores de fútbol, 6 tenistas y un DT-PF, participaba de una competencia deportiva inclusiva y diversa. Claro que no todo fue rosas, aunque el resultado fue mejor del pensado.



Un año antes, en junio de 1997, se había publicado un aviso en la revista “NX. Periodismo gay para todos”, con el título “FÚTBOL GAY”. En el contexto de las eliminatorias para el Mundial de Fútbol de Francia y con un DT de la selección argentina que había declarado que “no tendría jugadores gays en su equipo”, salió ese aviso. Al mes, como ya hemos contado en capítulos anteriores, se estaban juntando una veintena de chicos gays para jugar fútbol 5, en unas canchas del barrio de Flores, al límite con Caballito, que se llamaba Jai Alai. Cada mes, los avisos sumaron a más gente, y al poco tiempo, apareció otro para convocar a jugar al tenis. El 23 de febrero de 1998, jugadores de ambos grupos deportivos, fundaron Deportistas Argentinos Gays (DAG), porque querían participar en los juegos que se harían en los Países Bajos (entonces Holanda), y para poder obtener distintos apoyos, era necesario constituirse de manera legal. Desde entonces, los medios reflejaron -esencialmente por cuestiones del machismo patriarcal del fútbol en Argentina- al equipo gay de fútbol; el dueño de la disco Contramano, José Luis Delfino, donó dinero para pasajes, para indumentaria, para pelotas, para los calzados de cada jugador, y posibilitó que se hicieran eventos para recaudar fondos; también cedió su espacio la disco Bunker para hacer eventos; la marca Adidas, que era sponsor de la selección nacional, donó tres juegos de camisetas, bolsones, botiquines. Los medios empezaron a difundir sobre el viaje: notas especiales en la revista Olé, en Clarín, Popular, Crónica, La Capital de Rosario, en Club Social y Deportivo (que conducía Alejandro Fantino), Atorrantes (con Pato Galván y Fierita), en Hola Susana (donde estuvieron cuatro de los que se animaban a visibilizarse), fue el comienzo. Pero claro, no todo era tan claro. Había mucho miedo, especialmente de los integrantes: no eran tiempos en los que visibilizarse era una opción; aunque la mayoría era visible en sus entornos, muchos temían ser despedidos de sus trabajos. Por tal razón, eran siempre los mismos los que daban la cara en los medios: un día antes de viajar, uno de los chicos se bajó por temor; otro estuvo tres días escondido en la casa de dos jugadores porque le había contado a su familia que se iba a Córdoba; es que ya era de público conocimiento el viaje y todo el mundo hablaba de la “selección gay”, de la que esperaban que obtuviera un mejor puesto que el que obtuvo la selección en Francia (que fue un gran fracaso).



En agosto, el vuelo de KLM llevó a la delegación argentina hasta el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam. Se venía una gran aventura, única, irrepetible.



Con competir ya era suficiente; y mucho más, el de construir lazos con otres deportistas del mundo. La mayoría no era visible. Hablamos de 1998, una época en la que en Argentina aún había razzias en las discotecas y en los pubs LGBT+, y eso asustaba a muches porque podían perder el trabajo, y en algunos casos hasta ser expulsades de sus hogares: había mucha violencia y discrimianción hacia la diversidad. Por eso, pocos de la DAG se animaban a dar la cara ante los medios. Sin embargo, todos habían viajado con la alegría del compartir y de disfrutar. Y así fue. 


Habían viajado también dos referentes del activismo LGBT+, ya que durante los Gay Games, había diversas actividades culturales, artísticas, militantes. Marcelo Ferreyra, integrante de Gays DC y de la Biblioteca y Archivo LGTT, y María Rachid, integrante del grupo Amenaza Lésbica estuvieron acompañando a la delegación.


En Ámsterdam, todo fue felicidad. El grupo se alojó en un campamento scout, que compartió con una delegación de lesbianas deportistas rusas. El día de la apertura, ingresaron al estadio Arena con una bandera argentina de 50 metros con la inscripción “DAG”; ese ingreso fue inolvidable porque la ovación que recibió el equipo (ya que fue el primero en entrar al campo -porque todo iba por orden alfabético-) fue estruendosa: “Dag” significa “hola” en holandés, y sin saberlo, los integrantes de la DAG estaban saludando de manera muy significativa al país anfitrión. El programa de Marcelo Tinelli hizo una gran cobertura del evento (está en YouTube) y aunque los resultados no fueron los mejores (el equipo de fútbol terminó 5º -mejor que la selección en Francia- y ninguno de los tenistas llegó a semifinales), la experiencia fue absolutamente genial. 



Aunque los resultados deportivos no fueron los mejores, la experiencia fue absolutamente positiva: porque lograron visibilizar que en Argentina era posible hacer deporte entre pares LGBT+; porque se abrieron grandes lazos de fraternidad: el equipo de fútbol local invitó a seis jugadores a sumarse para jugar juntos un amistoso -contra un equipo alemán- y ese mismo grupo pidió entrar al desfile final acompañando a la DAG con la bandera argentina, y especialmente porque todo el grupo -que el primer día pidió no ser filmado por los medios internacionales y por los enviados de Argentina- al regresar al país, asumió la visibilidad con el mayor orgullo.


Diego Tedeschi Loisa



Imágenes: Archivos de Marcelo Ernesto Ferreyra, Gustavo Pecoraro y Diego Tedeschi Loisa


Nuestro Mundo, noviembre, 1967

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