Desde ese año, todo fue a más: “Ley de Identidad de Género Ya”, “Educación en la diversidad para crecer en igualdad”, “Educación sexual igualitaria, libre y laica”, “Por más igualdad real. Ley antidiscriminatoria y estado laico”, “Ley Antidiscriminatoria ya. Seguimos conquistando derechos”, “Basta de violencia institucional y asesinatos a personas trans. Ley Antidiscriminatoria ya”, “Basta de femicidios a travestis, transexuales y transgéneros. Basta de violencia institucional. Orgullo para defender los derechos conquistados”, “Basta de genocidio trans-travesti. No al ajuste, la violencia y la discriminación. Macri y la Iglesia son antiderechos”, “Por un país sin violencia institucional ni religiosa. Basta de crímenes de odio” fueron las consignas hasta la última prepandemia del Covid-19.
Las marchas fueron esencia de visibilidad, de orgullo como verdadera respuesta política. Y marchamos felices para festejar todo lo conquistado, gracias siempre a la militancia de les compañeres que se comprometen en cada lugar del país. Han sido les compañeres quienes han fortalecido la lucha, quienes ponen el cuerpo, quienes han expandido marchas en diferentes rincones de todo nuestro territorio. Hemos avanzado en la igualdad desde lo jurídico en muchos ámbitos, pero todavía nos falta para lograr la igualdad real para todes.
“En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”, expresó el histórico activista lgbt+ Carlos Jáuregui. Es a través de los acuerdos políticos, de la incidencia de las organizaciones lgbt+ y de cada une visibilizándose con orgullo, que los cambios pueden ser posibles.
